martes, 30 de diciembre de 2008

Noviembre sin ti: Cap. I 1ª Parte: El principio del Comienzo

Noviembre de 2003


Era un frío pero bonito día de Noviembre, cuando Yagoba se despertó sabiendo que ese sería el último día que dormiría en ese cuarto y en esa cama. Llevaba más de una semana cuestionándose si sería buena la idea de marcharse a la capital para conservar su empleo como albañil en una constructora, o si por el contrario, debería buscarse otra cosa y permanecer en el pueblo que le vio nacer hace más de veintiséis años.

Ciertos temores le inundaban su cabeza, puesto que jamás había estado lejos de su familia y de su pueblo, Amorebieta. Pero era un reto al fin y al cabo que quería experimentar. Era una oportunidad que no podía perder.

Para Yagoba, su familia siempre fue lo primero, luego su tierra. Euskadi. Se crió en un ambiente euskaldún, católico y conservador. Su familia estaba compuesto por el Señor Luis Mari Arteaga, un prejubilado que desde mozo se dedicó por completo al cultivo de huertas y a un negocio que llevaba conjuntamente con su hermano Mikel sobre cereales y embutidos caseros; Amaia, su ama, que aunque de duro aspecto, una mujer muy tierna con los suyos y una excelente cocinera. Tuvo un tiempo que trabajó en la cocina de un restaurante de Galdakano, cerca de Amorebieta y eso le dio más experiencia en sus labores culinarios; y su hermana Iratxe, una joven abogada que desde que terminó su carrera, hace unos años ya, comenzó a trabajar para LAB, el sindicato abertzale.

En parte, Yagoba decidió marcharse a Madrid por que no soportaba cruzarse por el pueblo a Aitor, su ex mejor amigo, de la mano con Arantzi, su ex novia por más de cinco años. Aunque Yagoba y Arantzi acabaron su relación hará ya más de tres años, Yagoba no ha sabido olvidarla y ello le ha hecho apartarse un poco de las mujeres. Para él Arantzi lo era y lo sigue siendo todo. Que Aitor se liara con su Arantzi no se lo perdonará jamás. Por eso ellos se separaron y Yagoba empezó a intimar con un grupo de muchachos radicales nacionalistas como Andoni.

Andoni no sólo se convirtió en su mejor amigo, sino que eran también compañeros de trabajo. Yagoba convenció a Andoni para que ambos se fueran con la empresa a Madrid. Claro que no fue nada fácil por los prejuicios de éste. Pero el que Andoni aceptara le ayudaba a que su padre lo viera con otros ojos.

Eran algo más de las diez de la mañana y el autobús hacia Madrid partía a las doce. Ya lo tenían todo planeado; llegarían cerca de las cinco de la tarde y les recibiría Álvaro, un muchacho de su edad más o menos, sobrino de Juan Miguel, el dueño de la constructora. Álvaro se ofreció a compartir su sencillo piso en el barrio de Carabanchel con Yagoba y Andoni. Amaia preparó dos generosos y apetitosos bocadillos de tortilla de patata, lo que más le gustaba a su adorado Yagoba, y los metió en una mochila junto con algo para beber y un par de manzanas de la huerta.

Antes de subir al coche de su tio Mikel, quien les llevaría a Bilbao para tomar el autobús, Yagoba fue a la huerta que se situaba en la parte posterior de su casa. Allí estaba su padre sentado tomando una taza de café bien cargada. Yagoba sabía que la melancolía que hacía sentir su padre era por su marcha. Poco a poco Yagoba se acercó a su aita y con una voz dulce le dijo:

- Voy a echar de menos todo esto.

- ¿En serio?- dijo sarcástico el señor Arteaga.

- Si, claro que sí, aita. Tú sabes bien cual es el motivo por el que me marcho- dijo tranquilamente Yagoba

- Ya eres mayorcito, hijo, tú sabrás lo que haces allá en Madrid, pero una cosa te voy a decir, algo como esto no lo vas a encontrar allá.- le desafió.

- Te quiero mucho aita.- sentenció besándole en la mejilla.


Yagoba dio media vuelta para ir hacia el coche con una expresión seria y triste. Por un momento pensaba que su padre también le diría que le quería, pero no fue así y eso le hizo entender que realmente su padre no le perdonaría para nada su ausencia. Su ama, sin embargo si le dio un beso y de los que suenan. E Iratxe le dio un abrazo bien fuerte.

- Cuidate mucho hermano. Y ya sabes, si nos echas de menos, regrésate.- le dijo al oído mientras le abrazaba con mucho afecto.

Sin más que decir Yagoba se metió en el coche de su tio Mikel y después lo hizo Andoni. El coche arrancó y empezó a sentir como su casa desaparecía tras el espejo retrovisor y como Amorebieta se perdía entre los verdes prados.

En menos de media hora llegaron a la estación de Autobuses de Bilbao, cercana al estadio de San Mamés, donde casi todos los fines de semana iba a ver a su Athletic. Ahora tendría que esperar a que jugara con el Real Madrid en el Bernabéu para volver a ver a su Athletic. Quizás Yagoba no se diera cuenta de cuánto iba su vida a cambiar.

A sus veintiséis años. Yagoba era un mozo alto, alrededor de metro ochenta y cinco, de complexión delgada, aunque con el tiempo había aumentado su masa muscular gracias a su trabajo en la construcción; sus ojos eran profundos, un color entre el verde y marrón, tenía unos labios muy finos y su pelo era castaño clarito. Siempre vestía informal; pantalones de montaña y camisa a rayas con su palestina. Andoni vestía parecido a Yagoba, aunque él dejaba sus greñas y su barba de cuatro días a relucir. Andoni era un poco más o menos que Yagoba, delgado y holgazán. Ninguno de los dos era muy populares entre las mujeres. Andoni jamás había tenido una novia oficial y en el último año habría podido intimar con un par de muchachas que conoció en las fiestas de Bilbao. Yagoba, como seguía sin pasar hoja en su vida sentimental, no había vuelto a tener una relación con otra chica desde que Arantzi decidió acabar con una relación de más de un lustro. Yagoba consideraba a Arantzi la primera y única pareja que podría tener, puesto que se consideraba demasiado tímido para otra mujer.


Mikel sacó las maletas, en total seis, y les ayudó a llevarlas hasta la dársena desde la que se posicionaba el autobús. Mikel no quiso quedarse, no le gustaban las despedidas, por lo que le dio un abrazo fuerte a su sobrino, y les dijo que cualquier cosa rara que se volvieran. Los muchachos se quedaron un rato en la estación hasta que a las doce y dos minutos el autobús partió a una vida distinta.

NOVIEMBRE SIN TI

Desde hace más de año y medio estoy inmersa en la gran aventura de escribir una novela. La idea la llevo en mi cabeza desde hace unos años, pero la decisión de sentarme a escribir fue sobre el mes de Junio del año pasado. Es increíble como poco a poco está teniendo color y forma... Por lo pronto publico el primer capítulo... espero que alguien lo quiera leer y le interese... de esa forma será mucho más fácil para mí continuarla poco a poco. He de constatar que el final lo tengo ya más que escrito. Es más, tengo muchas partes escritas, sólo he de empezar a unir las piezas para acabar mi gran rompecabezas. Aprovecho esta oportunidad para hacer mención al actor Raúl Fernández, quien fue mi inspiración para crear el principal protagonista de la obra. Desde aquí muchas gracias también le quiero dar a las personas más cercanas por ayuda y su apoyo.

Danae